La mañana de este viernes ha comenzado con un grave fallo en multitud de aeropuertos de España
Madrid, 19 de julio. La automatización lo abarca prácticamente todo actualmente y cualquier fallo en los sistemas informáticos puede ocasionar demoras significativas en la salida de los vuelos, e incluso provocar su cancelación. En estos casos, para saber a qué se tiene derecho si se sufre un incidente en un vuelo por un fallo informático hay que irse hasta el origen de quien sufre esos problemas técnicos. ¿Es de la aerolínea o de los sistemas del aeropuerto? Es decir, ¿son fallos informáticos ajenos a las compañías aéreas?
Si es así, como el caso actual de la reciente caída de Microsoft, que ha provocado fallos en AENA y en bancos, aeropuertos e instituciones de todo el mundo, estaríamos hablando de un caso de fuerza mayor, explica reclamador.es, y y no se pueden solicitar las indemnizaciones comprendidas entre 250 y 600 euros establecidas por el Reglamento 261/2004.
“Al no ser consecuencia de problemas de las propias compañías aéreas, el viajero no podría reclamar este hecho”, aclara la compañía online de servicios legales. “Los casos que no son reclamables se recogen claramente en el Reglamento Europeo de tráfico aéreo. Las incidencias que no son reclamables son aquellas en las que los retrasos o cancelaciones de los vuelos se producen como consecuencia de un motivo que es ajeno a la propia aerolínea (los llamados casos de fuerza mayor), como podría ser un hackeo o una caída de los sistemas de Microsoft”.
¿Por qué sí se puede reclamar un retraso o cancelación por un fallo informático de la propia aerolínea?
Porque siempre que la incidencia no sea debido a la injerencia de un tercero, se puede reclamar. Por ejemplo, un caso muy sonado fue el de British Airways en abril de 2022, que fue debido a un fallo interno de los sistemas informáticos de la compañía. Al tratarse de un problema interno, de acuerdo con la legislación, además del reembolso y la asistencia, los pasajeros afectados podían reclamar una compensación de entre 250 euros y 600 euros, dependiendo de la distancia del vuelo.