Todos hemos tenido que lidiar en alguna ocasión con una mala experiencia o situación desagradable. Tanto al comprar un producto como al disfrutar de un servicio. Por eso, hemos querido realizar esta publicación en la que contaremos cuáles han sido algunas de las reclamaciones más curiosas que han llegado a nuestras manos. Muchas no son reclamables, o nuestros servicios no las cubren, pero no tienen desperdicio alguno. ¡Allá van!
Para estar guapos hay que sufrir, ¡pero sin pasarse!
Hay que tener cuidado con las cosas que se compran. Sobre todo si se trata de productos de belleza o de higiene personal. Lo barato puede salir caro.
En reclamador.es hemos recibido una solicitud de reclamación de una persona que compró una crema para la eliminación del vello corporal. Después de usarla, la usuaria se dio cuenta de que no le servía para nada. Según ella, “la publicidad decía que la crema arrancaba el vello de raíz y era mentira porque únicamente corta el pelo”.
Lamentablemente, no tramitamos estos casos, pero el afectado sí podría poner una reclamación en materia de consumo en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), o una demanda por publicidad engañosa.
Una reclamación de altura
¿Te has preguntado alguna vez qué pasa si te subes a una estatua de seis metros en pleno centro de Valladolid? La respuesta es simple: te multan.
Esto fue lo que le sucedió a un joven que quiso reclamar con nosotros el importe de la multa no abonada y los consiguientes recargos del ayuntamiento vallisoletano. Deuda de, nada más y nada menos, 1.012€.
Pero el tiempo pasó y terminó por verse con un “documento certificado con un requerimiento de pago” que le reclamaba dicha mora con el Ayuntamiento.
Fue entonces cuando tomó la decisión de acudir a nuestros servicios, pues quería reclamar la cantidad que se le exigía. ¿La razón? “La multa era muy elevada” y le parecía “una exageración”.
El caso no pudo ser reclamado, pues se había pasado el plazo para recurrir la sanción. Además, a esto hay que sumarle que, el hecho de haberse subido a la estatua, vulnera la Ley de Seguridad Ciudadana que prohíbe escalar edificios o monumentos sin autorización cuando haya riesgo de que se ocasionen daños.
Bon appétit!
Imagina que la pasta fresca que has comprado en tu supermercado no es tan fresca como creías. Pues bien, esto es lo que sucedió a otro de los clientes que se puso en contacto con nosotros para reclamar. Al probar la pasta que acababa de cocinar, se dio cuenta de que “sabía terriblemente mal y olía a petróleo”. Pero lo peor vino después: tenía sarpullidos por “toda la piel del cuello, la tripa y los brazos”.
Al comunicárnoslo, nos comentó que había guardado el envase y parte del contenido, pero que no disponía del ticket de compra. ¿Era posible reclamar, entonces?
Al tratarse de un caso, cuanto menos excepcional, le aconsejamos que se pusiera en contacto con el supermercado y tratase de llegar a un acuerdo con él de forma amistosa. De no ser así, también podría acudir a la OMIC para poner una reclamación de consumo; o, en su lugar, una demanda al supermercado en la que se solicite una indemnización por los daños producidos.
Un café demasiado ‘amargo’
Nos llegó la reclamación de una persona que se encontraba hospedada en un hotel de Shanghái (China) cuando una camarera le vertió una taza de café hirviendo sobre un brazo. Tuvo que ser atendida en el hospital y acudir durante los 15 días posteriores a las curas en un centro de salud.
En caso de reclamar este incidente, la persona afectada tendría que tramitar todo desde China, pues fue allí donde se produjo. Es por esto por lo que, desafortunadamente, no pudimos hacernos cargo de su caso en reclamador.es.
Un médico demasiado bromista
¿Dónde están los límites del humor? Que se lo pregunten a la protagonista de nuestra siguiente historia, quien acudió a traumatología por un problema en la rodilla.
Al entregarle sus radiografías al doctor y preguntarle por su diagnóstico, éste comenzó a reírse. Ella insistió en saber lo que le pasaba, y al preguntarle al médico qué era lo que decían sus radiografías, el traumatólogo le contestó: “lo que dicen es que usted tiene huesos”. Y continuó riéndose.
“Salí llorando de impotencia a reclamar la mala atención recibida y a que alguien me diagnosticara adecuadamente. Quiero una verdadera sanción y la reparación del daño moral que está provocando este médico de traumatología. No quiero que nadie se ría de mí”, nos decía.
Pero, ¿qué se hace en estos casos? Acudir al Colegio de Médicos para tramitar una queja o utilizar las hojas de reclamación del propio hospital ya que, lamentablemente, no tramitamos este tipo de casos.
¿Cosas de niños?
“Me gustaría saber si puedo reclamar una indemnización por daños y perjuicios a una guardería, ya que me han entregado a mi hijo de 8 meses con 10 mordiscos de otro niño”.
Es el email que recibimos de una madre que ya había tomado medidas contra este centro a través de sus hojas de reclamaciones por un incidente similar. Sin duda, se trata de un caso delicado y, por supuesto, reclamable. Pero, ¿qué habría que hacer ante esta situación?
Dadas las circunstancias, sería conveniente acudir al responsable de la escuela infantil para que éste estuviera al tanto de lo ocurrido. De esta manera, el encargado podría reforzar las medidas de seguridad y la formación del personal encargado de la vigilancia de los peques.
La mamá, además, podría poner una demanda civil para expedientar a la escuela infantil y conseguir, al menos, que se realicen inspecciones periódicas a la guardería.
Madera natural
El siguiente caso también es curioso cuanto menos. Hace más de una década un hombre compró árboles para venderlos como madera y sacar un beneficio de ellos. No obstante, su pequeño bosque ya no tiene el mismo valor que antes y nuestro protagonista está desesperado: “Me han dicho que mis árboles no valen nada y me canjean cada uno por 36 euros. ¿Pueden ayudarme?
Aquí hay un pequeño matiz: esta situación solo es reclamable si los árboles forman parte de una finca de naturaleza urbana. Es decir, lo que realmente tiene valor es el terreno (suelo) donde se encuentren los árboles, no la madera de los mismos. Al tratarse únicamente de madera, el caso no es reclamable, ¡pero esperamos que nuestro amigo haya tenido suerte!
"Me quedé sin mis 200 kg de oro"
El caso de nuestro siguiente protagonista tiene también una situación muy curiosa. Un viajero tenía un vuelo de Conakry a Amsterdam. Había viajado a Guinea Conakry para comprar nada más y nada menos que 200 kg de oro. Para ello, había pagado ya 2.000 euros a su propietario, y quedaban pendientes otro pago de 4.000. No se le ocurrió otra cosa que meter todo el oro en su maleta. Y al llegar a Amsterdam… su maleta ya no estaba.
En reclamador.es os aconsejamos que cuando se lleva algo de tanto valor en la maleta, se haga una declaración de valor, ya que el desenlace puede ser nefasto. Se quedó sin el oro y teniendo que pagar todavía los 4.000 euros que estaban pendientes.
Aunque la mayoría de las reclamaciones que os reflejamos en esta sección no las hemos tramitado, esta ocasión era diferente. Nuestro cliente tenía el resguardo del pago de los 2.000 euros y el PIR correspondiente (aunque en ningún momento se mencionaba el preciado metal) y pudo iniciar con nosotros una reclamación por problemas de equipaje.
Pero si raro parece el caso, más raro fue la resolución del mismo. La compañía aceptó la reclamación por la cuantía máxima (en casos de equipajes son 1.400 euros) sin poner ninguna pega y en tiempo récord. Le quedó el consuelo de esos 1.400 euros que consiguió en dos meses, pero se quedó sin su preciado metal.
¡Cuerpo a tierra!
Viajar a Malta, hacer turismo y relajarse en la habitación de un hotel suena de maravilla hasta que te das cuenta de que podría haberte costado la vida. Literalmente. Esto fue lo que le ocurrió a una pareja que viajaba al país para disfrutar de unos días de desconexión. Se encontraban durmiendo plácidamente en la cama de la habitación del hotel en el que se habían hospedado cuando, ya de madrugada, parte del hormigón del techo se vino abajo. Por suerte, en una estancia distinta a la que se encontraban los afectados: el baño. ¿La consecuencia? Ducha e inodoro quedaron destrozados, y la pareja tuvo que solicitar un cambio de habitación de inmediato. Además, y por si fuera poco, para la pareja el trato recibido también dejó mucho que desear.
Pero, ¿qué hay que hacer en estos casos? Se trata de una situación inusual que, por supuesto, se puede reclamar. Para ello, la pareja podría poner una hoja de reclamaciones en el mismo hotel o acudir a la vía judicial y poner una demanda por irresponsabilidad contractual en el Juzgado de Primera Instancia de su lugar de residencia. En caso de que el hotel hubiera sido contratado a través de una empresa intermediaria (viajes combinados), sería ésta la responsable solidaria (junto con el hotel) de lo sucedido y tendría que abonar la indemnización correspondiente.
Compañeros de alta mar
Una mujer decidió irse de crucero. Todo iba bien hasta que descubrió, de la forma más desagradable, que no viajaba sola en el camarote. Iban con ella los que serían, desde entonces, su compañeros de alta mar: ¡una familia de chinches!
En este caso, la agencia con la que la afectada contrató el crucero, sí se hizo responsable de lo ocurrido. No obstante, también habría podido poner una hoja de reclamaciones en el crucero para que fuese éste quien se responsabilizara de lo sucedido.
Si tú también has sufrido algún incidente similar, ¡cuéntanoslo en los comentarios! Estamos encantados de conocer tu historia y de decirte si tu caso puede reclamarse con nosotros.