Hoy entrevistamos a Cristina para hablar de su experiencia con Ryanair. Cristina se quedó en Canarias “de vacaciones obligadas” varios días más por una cancelación del vuelo sin previo aviso. Esta reclamadora nos cuenta su experiencia tras pasar una semana en la isla, en un viaje que en principio era una escapada de fin de semana.
Os dejamos con la entrevista, ¡seguro que os gusta!
Ryanair nos canceló el vuelo de vuelta a Madrid, estando ya en el aeropuerto. Fue un domingo por la tarde.
La primera fue llamar a mi familia. Les dije: “no os preocupéis, hoy no volamos, y vamos a ver cuándo volvemos, pero estamos bien”.
Tenía horas extras hechas porque habíamos estado en varios proyectos muy importantes en las últimas semanas, y mi jefa me dijo que eso lo compensaba. Que no me preocupara.
A través de unos amigos.
A través de una noticia que vieron un día en la tele, en la Sexta creo recordar, que me dijeron. Eso fue mucho antes de utilizar vuestros servicios.
Sí, así es.
Además, ya estábamos atentas a ver qué pasaba antes del viaje porque ese verano hubo muchas huelgas de Ryanair anunciadas, y pensábamos en todo momento que nos iba a tocar. Pero como nuestro vuelo era para finales de septiembre, cuando vimos los vuelos que estaban cancelados, no se encontraba el nuestro. Y al principio nos alegramos. Nuestro vuelo no estaba afectado por la huelga de pilotos. Aunque nos tocó otra cosa…
Sentí rabia y mucha impotencia cuando Ryanair nos canceló el vuelo. Había familias enteras tiradas en el aeropuerto y muchas personas que tenían que volver al trabajo al día siguiente. Nos sentimos abandonadas. Todos esperábamos que alguien de la aerolínea nos echase una mano. Y la mano nunca llegó.
No. Además, las azafatas en el mostrador estaban muy agobiadas, había mucha gente esperando, dos colas (una para los viajeros nacionales y otra para los internacionales), malas caras, estrés… Unos querían su dinero, otros querían que los reubicasen en el primer vuelo posible. Había de todo. Y sobre todo mucha angustia y desesperación en los rostros.
Antes de llegar al aeropuerto no. Es que encima acabábamos de dejar el coche de alquiler momentos antes. Qué rabia nos dio eso. Si lo hubiéramos sabido, hubiéramos ampliado un día más o los que fuera…
A mis amigas. Fuimos a Gran Canaria de viaje de amigas para alargar un poco el verano, y el moreno, jeje. Fuimos a finales de septiembre.
Ya una vez en el aeropuerto, pues nos explicaron que las tormentas que había en el archipiélago impedían que los vuelos despegasen, que había inundaciones, cortes de carretera, restricciones del tráfico aéreo y marítimo. Que nos daban reembolso del billete o nos reubicaban, pero no sabían cuándo. Eso fue en el mostrador de Ryanair después de un rato haciendo cola y valorando las opciones con otros pasajeros, con los que al final empatizas mientras esperas.
Reubicación en el primer vuelo. Lo veíamos más factible que el reembolso porque a saber lo que nos iba a costar un vuelo con otra aerolínea de un día para otro, en el caso de que despegasen los vuelos. Porque veíamos que Iberia estaba vendiendo otros vuelos para el día siguiente a primera hora, no sabíamos a quién creer o qué creer.
Pues que empezamos a reservar un alojamiento, porque ya se nos había hecho de noche y un coche de alquiler. Y volver a empezar. Al final, nos llegó un correo de Ryanair al día siguiente, y otro al otro día, y volamos creo que fue el miércoles de esa semana.
De momento sí. Porque lo que es reclamar, a través del formulario, es muy rápido. Sin complicaciones, vaya.
Que se adjuntan los documentos que te piden fácilmente, o echas una foto al documento, y la subes, y ya está. Te olvidas. Si te hace falta algo más, recibes un correo por parte del abogado, y sigues los pasos. Sin líos.
De momento, insisto, sobresaliente. Como era un caso de fuerza mayor, el abogado me explicó que no podía reclamar una indemnización, pero sí todos los gastos extras que hubiera tenido (que fueron casi 4 noches de hotel, el coche, comidas… no sé… de todo. Casi 800 euros que estoy reclamando).
He de confesar que nos daba mucha pereza empezar a reclamar. Sin embargo, el cabreo que teníamos todas con la aerolínea era aún más grande. No se trataba de dinero, se trataba de que alguien se hubiese interesado por nosotras y nos hubiera explicado lo que pasaba y las opciones. Por todo ello, al volver del viaje, al pisar ya la península, como se suele decir, lo hicimos enseguida, para que no se nos hiciera bola. Sabíamos que la pereza nos podría ganar la partida.. Et voilà! Nos pusimos manos a la obra a reclamar.
La espera.
Sí. Todos los años intento hacer varios viajes nacionales e internacionales, sola o en compañía.
Un viaje a Tailandia.
Disfruto mucho con la planificación del viaje, y luego pues… ¡durante el viaje buscando sitios chulos para comer y ver el atardecer!
¡Muchas gracias por tu participación en esta entrevista Cristina!
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