La inteligencia artificial (IA) ya no es algo exclusivo de la ciencia ficción y hace ya mucho que está en nuestro día a día, aunque quizás no nos hayamos dado cuenta hasta ahora. Estos últimos años la palabra inteligencia artificial está ya en todos lados y, con la llegada del novedoso ChatGPT el debate está servido. Hay países que incluso han prohibido el uso de esta herramienta, como hizo Italia el pasado mes de marzo.
A continuación te explicamos más en detalle de qué se trata y qué beneficios y riesgos nos pueden suponer:
El Parlamento Europeo define la Inteligencia Artificial como la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear”. Todo esto implica grandes avances en informática, la disponibilidad de grandes cantidades de datos, análisis de imágenes, motores de búsqueda, robots, drones, etc.
Aquí entraría en juego el ya famoso ChatGPT, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, una empresa americana de investigación de Inteligencia Artificial (IA). Este chat cuenta con gran cantidad de datos de texto que permite realizar gran cantidad de tareas relacionadas con el lenguaje. A través de preguntas o consultas de los usuarios, este chat desarrolla respuestas adaptadas a las necesidades de cada uno y con gran precisión, incluso podría generar artículos bien estructurados.
Entonces, ¿dónde está el problema?
A inicios de abril, Italia tomó la decisión de prohibir ChatGPT por “no respetar la ley de protección de datos personales de los interesados”. A raíz de esto, el resto de países europeos han comenzado a investigar las posibles implicaciones de esta herramienta y no descartan seguir los pasos del país vecino.
De hecho, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha solicitado al Comité Europeo de Protección de Datos que incluyan este debate en la próxima reunión plenaria para poner unas directrices en común con todos los países miembros de la UE.
Y el pasado 11 de mayo la Unión Europea aprobó la propuesta de ley que pretende reforzar la normativa sobre el uso y el desarrollo de la inteligencia artificial, y en concreto las obligaciones que aplicaciones como ChatGPT deberá seguir.
La industria legal considera que esta tecnología pueda facilitar y realizar de manera más eficiente el trabajo de archivo y documentación de sus procesos. Se trata de una forma de delegar las tareas más rutinarias y centrarse en los aspectos estratégicos y sustanciales de sus funciones.
Con respecto a reclamador.es, Irene Becerra, nuestra directora legal, participó el pasado 11 de mayo en la Webinar ‘ChatGPT y su impacto en la abogacía’ donde se destacaba como punto fuerte de esta herramienta para la profesión la posibilidad de educar sobre los derechos y obligaciones del público con un lenguaje claro y accesible. Por otra parte, señalaban la imposibilidad de que estos sistemas sustituyeran a los abogados porque, entre otros motivos, carecen de valores esenciales como la empatía en una parte básica del trabajo que es el trato con el cliente. Dicho esto, la necesidad de aprender a coexistir con estas novedades tecnológicas que van apareciendo: es un must para la buena evolución de la abogacía, desde las grandes firmas hasta un abogado independiente.
También Irene comentaba el medio digital Cinco Días de El País que “puede ayudar a nivel telefónico a evitar cadenas de locuciones pre-grabadas en líneas de atención al cliente” y “con orientaciones ante el planteamiento de dudas básicas, sencillas y recurrentes”. Además, añadía como, el chat “es una herramienta diseñada para complementar y mejorar la eficiencia en las tareas realizadas por los abogados y trabajadores de otros sectores”.
Pero como todo, tiene algún matiz, ya que puede cometer errores o no dar la información relevante que se está buscando. En definitiva, no puede sustituir al papel de un abogado en ningún caso. En este aspecto, Irene señalaba que “la resolución de consultas legales, es decir, la labor de asesoramiento del abogado ante un problema del cliente, no se puede simplificar a dar una respuesta exacta de un chat (…). Un asesoramiento jurídico completo requiere de conocimiento, interpretación y aplicación de la ley, para lo que se necesitan habilidades humanas únicas, como empatía, comprensión o el uso de la experiencia”.
Lo que está claro es que la Inteligencia Artificial está ya en nuestro día a día y ha venido para quedarse con todas las implicaciones que acarrea.
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