Ejecución hipotecaria y desahucio son dos términos que durante los años de la crisis hemos escuchado en demasiadas ocasiones. Para abordar estos temas socialmente, se han venido utilizando indistintamente las palabras ejecución hipotecaria y desahucio, pero… ¿son realmente lo mismo? Lo cierto es que no. Cada uno de estos términos definen una situación diferente. Continúa leyendo para averiguar las diferencias entre ejecución hipotecaria y desahucio.
¿Qué es una ejecución hipotecaria?
Se trata del proceso legal que inicia el banco cuando se produce un impago de la hipoteca. Cuando el banco inicia una ejecución hipotecaria solicita que el cliente pague la totalidad de la deuda del préstamo hipotecario. Además de tratarse de cantidades normalmente muy elevadas, el hipotecado debe hacer frente al pago de los intereses que, por impago, el banco incluye en los contratos de préstamo.
Debido a la imposibilidad de pago por parte del deudor, con este procedimiento ejecutivo, el banco ordena la venta del inmueble gravado con una hipoteca. Esto es lo que se conoce como subasta.
El desahucio hipotecario y su diferencia con la ejecución
Por desahucio se entiende la acción de despojar al propietario de su vivienda. Es, por tanto, el proceso que sigue a la ejecución hipotecaria.
La firma de hipotecas está en aumento
Tras el parón de la crisis, la firma de hipotecas vuelve a estar en positivo. 2017 se cerró con 310.096 contratos de préstamos hipotecarios firmados, casi un 10% más que el año 2016, según el Instituto Nacional de Estadística. Y en 2018 esta tendencia parece que, con alguna pequeña excepción, continúa.
No hay que caer en los errores del pasado. Muchos de estos préstamos incluían cláusulas abusivas, como el suelo o el techo, u otro tipo de productos. reclamador.es cuenta con un equipo de abogados especialistas en derecho bancario que luchan por defender los intereses de los hipotecados.
Si te ves inmerso en un procedimiento de ejecución hipotecaria, una de las vías para la paralización del mismo, prevista expresamente en la ley, consiste justamente en alegar que en tu préstamo hipotecario existen estas cláusulas abusivas.
Si para concederte la hipoteca el banco te impuso que debías pagar todos los gastos de formalización, reclama, pues esto fue considerado nulo por el Tribunal Supremo en el año 2015 y ahora puedes recuperar tu dinero.
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